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domingo, 29 de abril de 2018

RECORDATORIOS AL EMPEZAR EL SEGUNDO CUATRIMESTRE DE 2.018 (III)


Agenda y Plan Políticos para 2.018 y 2. 019 (XI)
QUE HACER EN EL PRIMER CUATRIMESTRE DE 2.018/ “LO QUE ESTAMOS VIVIENDO” (7)

Invitación a una reflexión para dirigir, al filo del primer
y segundo cuatrimestre de 2.018








Cuando finalice el mes de abril, dentro de unos pocos días, sólo quedarán 3 cuatrimestres + 1 mes para las próximas elecciones.

Parece un buen momento para pensar/repensar ¿Dónde estamos? ¿Dónde queremos estar? ¿Cómo llegaremos?

Los núcleos iniciales que se proponen dirigir la organización política hasta las próximas elecciones, pueden ir constituyendo el poder que les va a habilitar para,  efectivamente, hacerlo a partir de dos factores constituyentes:
v Su capacidad de elaborar y expresar unas hipótesis estimulantes de partida de respuesta a las tres preguntas.
v Poner en marcha un proceso de experimentar y completar las hipótesis, coaligándose en cada paso con los grupos que pueden formar la red partidaria que va a asumir la realización de las acciones necesarias para llegar a dónde decidirá que  queremos estar.

“Hay, al menos, cuatro circunstancias que vamos a considerar aquí, que pueden estar impidiendo que una organización política empiece a situar sus recursos en orden a los resultados de 2.019:
Ø tener consumidos esos recursos en luchas internas, más o menos declaradas/cruentas;
Ø una variante, como podría ser emplear los recursos en muchas actividades que no contribuyen a los resultados, en una suerte de empresa de animación sociocultural;
Ø que los cargos públicos estén absorbidos por la gestión de la institución;
Ø una actitud pasiva, al respecto, de los militantes, que no saben/no quieren ocuparse de los votantes y sus líderes de opinión y de obtener de ellos recursos humanos y financieros.”

Hoy, a estas circunstancias que apuntaba ya al hablar de cómo ir construyendo el poder de la dirección consciente de la campaña, habría que añadir, para ser realistas, la necesidad de aumentar la capacidad de coaligarse de los que dirigen, reemplazando sus prácticas,  las actuales de imponerse en lugar de coaligarse.




QUÉ ES COALIGARSE

Parece que la realidad va obligando a los políticos a pensar que no es la imposición el único método de conseguir la colaboración de otros. A pesar de los cual, hay bastante distancia entre lo que aceptan verbalmente y lo que luego hacen.
A pesar de los discursos públicos sobre que hay que dialogar, negociar y llegar a acuerdos, lo que vemos con más frecuencia son luchas más o menos sordas y coaliciones inestables y poco maduras.
Tampoco hay que extrañarse que la idea de coaligarse resulte extraña a nuestra cultura con más de cuatrocientos años de imposición, unas veces carismática y otras burocrática y otras una mezcla de las dos.
Desde el 2.011, he venido publicando en este mismo blog, muchas entradas que tienen que ver con construir una comunidad - ¿por qué no de los votantes de un partido? –; la comprensión, reflexión y negociación conjunta de  una estrategia; el líder como constructor de experiencias de un futuro deseado; dirigir como hacer política, crear coaliciones. Todas ellas han apuntado hacia la conjugación del verbo coaligarse.
Pero no pretendo ofrecer aquí unas claves para avanzar definitivamente en esta línea. Probablemente, lo intentaré más adelante. Ahora, podríamos quedarnos en recomendar la lectura de esas entradas pasadas – la entrada anterior a ésta contiene una propuesta de un seminario taller sobre “conversando para coaligarse”- , y la sugerencia que el núcleo inicial de dirección lleve a cabo algunas sesiones de reflexión sobre su propia coalición y su mejora, como principio de una preocupación permanente sobre ello, en la medida que se encare la incorporación  de nuevos miembros  al capital social partidario.


SOBRE QUE COALIGARSE

Cada organización política, por ejemplo, cada agrupación local de partido, tiene que construir lo que llamaríamos el espacio de su tarea, sobre el que podrá ir urdiendo las coaliciones que necesita para alcanzar los resultados que se propone.
El esquema conceptual que aquí estamos proponiendo, pretende aportar hipótesis que ayuden a identificar las dimensiones de ese espacio. El esquema tiene la forma de una matriz de tres dimensiones:

1.- Las preguntas ¿Dónde estamos? ¿Dónde queremos estar? ¿Cómo llegaremos? , permiten que cada actor explore sus intereses y cómo la organización puede responder a los mismos.

2.- Los ejes de proyecto ayudan a explorar respuestas a las preguntas. El diseño de estos cinco ejes es convencional  y agrupan cuestiones que se solapan entre sí, y que pueden formularse de formas distintas en distintas organizaciones. Si bien, las estrategias que se proponen en ellos,  deberían tener respuesta satisfactoria en todos los casos. Constituir suficiente poder de la dirección consciente – Orientar las acciones a los resultados – Enraizar el activismo/liderazgo político – Mejorar la percepción del valor público por parte de los votantes – Madurar las coaliciones de gobiernos de varios partidos y del gobierno con la administración.  Todo ello se hará de muy distintas formas; pero deberá hacerse para asegurar los resultados. Cabe agrupar estos ejes en dos ejes mayores con un enlace que forman las cuestiones que generan valor público: un primer gran eje tendría que ver con los votantes y sus líderes de opinión, los activistas, los cuadros y ejecutivos del partido, los cargos públicos como activistas y un segundo con la organización de la institución y la madurez de las coaliciones en el interior de la institución, de los socios de gobierno y del gobierno con la administración.

3.- Los cuatrimestres. El tiempo es un factor determinante de la eficacia de la acción, tanto la disponibilidad del mismo como en la secuencia que deben guardar las acciones. Acciones que no se pongan en marcha en un momento determinado, arriesgan ser ejecutadas precipitadamente e influir negativamente en otras acciones de las que deberían jugar el papel de precedentes necesarios. Dada la configuración de estaciones y festividades, en nuestro país, la división cuatrimestral es más práctica que la trimestral. Sin perjuicio de llevar cuenta de las realizaciones mensual o incluso semanalmente.       



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La estabilidad y fuerza de las coaliciones no surgen del intercambio de palabras o promesas, sino más bien de la confianza en “crecer juntos” que da una acción compartida en orden a los diferentes intereses de los coaligados.



   



RECORDATORIOS AL EMPEZAR< EL SEGUNDO CUATRIMESTRE DE 2.018 (II)


Agenda y Plan Políticos para 2.018 y 2. 019 (VIII)
QUE HACER EN EL PRIMER CUATRIMESTRE DE 2.018/ “LO QUE ESTAMOS VIVIENDO” (2)





Hay, al menos, cuatro circunstancias que vamos  considerar aquí, que pueden estar impidiendo que una organización política empiece a situar sus recursos en orden a los resultados de 2.019:
Ø tener consumidos esos recursos en luchas internas, más o menos declaradas/cruentas;
Ø una variante, como podría ser emplear los recursos en muchas actividades que no contribuyen a los resultados, en una suerte de empresa de animación sociocultural;
Ø que los cargos públicos estén absorbidos por la gestión de la institución;
Ø una actitud pasiva, al respecto, de los militantes, que no saben/no quieren ocuparse de los votantes y sus líderes de opinión y de obtener de ellos recursos humanos y financieros.

Los que asuman dirigir de esta campaña, van a tener que hacerse conscientes del punto de partida en estas cuestiones y, si consideran que deben cambiarlas, ir dotándose del poder suficiente para ello.  
Y como inicio, en este cuatrimestre, empezar a  partir de tener una idea suficiente de ¿dónde estamos






Poder y dirección. Dirigir la campaña

Lo que hay que hacer en este cuatrimestre es lograr que cada organización se dote de una dirección que sea y haga consciente a la organización del punto donde se encuentra ,vaya generando la energía para “arrancar en modo campaña” , saliendo de la pasividad unos y de la gestión absorbente otros, y practicando el trabajo colectivo necesario.

Dirección política consciente

Las ejecutivas y los grupos institucionales y las candidaturas que se vayan eligiendo, necesitan generar más poder, tanto de la organización sobre su entorno como de ellos mismos sobre la organización. Sin ese poder, es normal que los resultados se estanquen, cuando no disminuyan.

La más segura fuente de ese poder se encuentra en la práctica de diseñar y compartir con suficiente número de activistas y líderes de opinión de los votantes, cuál es la situación política actual, dónde se pretende estar en 2.019 y que se hará para pasar de una situación de otra en los meses que quedan. No es éste un estudio que se lleva a cabo una sola vez. Pero el grupo que quiere manifestar su voluntad de dirigir la campaña, tiene en la primera manifestación, aunque sea una borrador del mismo, la posibilidad de dar señal del liderazgo que pretende.

Definir y redefinir metas y esfuerzos, por medio de proyectos.

. Una buena mayoría de organizaciones locales – y lo mismo podría decirse de ejecutivas comarcales, provinciales, regionales – dedican sus esfuerzos a actividades cuya relación de causalidad con los resultados políticos, es más que dudosa. Y lo que es más grave, no existen procesos de evaluar esto. Ni nadie se preocupa de que esto pase. Leyendo los informes de gestión de estas organizaciones uno podría creer que se trata de empresas de variedades culturales, antes que de unas cuya meta es ganar votantes para conseguir poder institucional.


Recoger y utilizar para decidir un sistema de inteligencia – información, seguimiento, análisis y previsión –es una práctica  muy útil para orientar la organización a los resultados,  siempre que esta inteligencia esté a disposición de todos los actores, con especial atención a la que corresponde a la realidad en que cada uno se mueve, y que reciban entrenamiento para decidir en base a ella.




Empezar a plantar las raíces del activismo/liderazgo político
Conseguir un número de personas comprometidas íntimamente en lograr que sean favorables a un partido/ candidatura la mayoría de votantes que se considera necesaria, en un número alrededor del 2% del número de esos votantes, representa la mejor garantía de conseguir esos resultados; y, al mismo tiempo, va completando  el círculo virtuoso de la acumulación y reparto del poder, que la dirección ha ido abriendo al orientar la organización a los resultados.

El activista mantiene una comunicación personal en las dos direcciones con los votantes de un modo permanente, procurando prestarles algún servicio político.

En este marco, va a ser crucial la decisión de los líderes de asumir la tarea de activista en el éxito del enraizamiento y, por consiguiente, iniciar su aprendizaje de la misma, si no cuenta con experiencia previa. En este sentido, cuanto antes pueda, debería hacerse cargo de la tarea en la sección electoral donde esté censado, contando con la  colaboración de dos o tres actuales o futuros activistas, que asumirán la responsabilidad de futuros resultados. Sin esta acción ejemplar de los líderes es difícil que tengan éxito las llamadas a que otros hagan ese trabajo.

A medida que los líderes vayan adquiriendo la práctica de este activismo, deberán ir entrenando en esa misma práctica a posibles activistas; y poniéndose de acuerdo con otros buenos prácticos hasta llegar al número que requiere conseguir el número de activistas necesarios para las metas propuestas. A este respecto, hay que considerar la conveniencia de que tanto líderes como buenos prácticos se entrenen, a su vez, en la práctica de entrenar a otros.
Junto al entrenamiento individual de cada activista, jugarán un papel importante en el enraizamiento del activismo que el trabajo colectivo se mantenga orientado a los resultados y a la evaluación de buenas/malas prácticas, en encuentros de dirección, asambleas, grupos de trabajo y reuniones de ejecutivas. A su vez, tanto entrenamientos como trabajo colectivo orientado a resultados, alimenta el círculo virtuoso de acumular/repartir poder de la organización




Valor público

Los electores van a ir decidiendo, recibiendo impactos y reaccionando, modificando o no sus percepciones y actitudes políticas hasta el momento de depositar la papeleta en las urnas. 

Esa decisión final, va a ser consecuencia de sus cambios de percepciones y actitudes, mezclados en una síntesis que sólo puede tener una de cinco salidas: votar a la misma lista anterior,  no votar, votar otra lista, votar en blanco, hacer voto nulo.

Qué puede provocar  esos cambios de percepciones y actitudes?

El elector es singular y procesa de muy diversas maneras – recordando a dando peso más a unos que a otros -los diversos impactos que van produciendo  en él los contactos con cada uno de los sujetos políticos en competencia.

La comunicación produce impacto no sólo por cómo se comunica sino antes por lo que se comunica.

Se le dedica poca atención, o se tiende a simplificar,  a lo que se comunica. Error que viene de la publicidad de bienes de consumo, de decisión corta y características standard.


Cada dirección debe encontrar un modelo conceptual para entender y tomar decisiones operativas al respecto, so pena de banalizar su comunicación. En ayuda de esta tarea poco explorada y difícil, proponemos  tres visiones conceptuales: la generación de valor público, el “producto político” y los criterios de motivación para no votar/votar/a quién. Las desarrollaremos en entradas posteriores.

En la fase inicial de preparación y arranque, sería sensato acordar y compartir en la organización, tanto el esquema conceptual, como los métodos que se irán empleando para estimar la situación en cada momento de la campaña.


Organizar la institución/coaliciones internas

Hablamos de coaliciones internas, como contraste con las coaliciones externas a la institución que han sido objeto de las entradas anteriores, porque éstas de las que vamos a tratar ahora tienen lugar con personas, que, si bien son muy distintas entre sí, forman parte de la institución. Ambas – la coalición con otros grupos políticos y la coalición con la dirección operativa – comparten la cualidad de que el nivel de la madurez de estas coaliciones, puede ser un reductor o un multiplicador del poder del grupo político/gobierno.


 Hay bastantes – y quizá muchos – gobiernos que están atrancados en sus intentos de controlar la Administración.
También se pierde mucho poder institucional, si hay al frente gobiernos que logran mayorías aritméticas que se basan en coaliciones poco maduras.



RECORDATORIO AL EMPEZAR EL SEGUNDO CUATRIMESTRE DE 2.018 (I)



UNA VISIÓN SINTÉTICA  DE UNA AGENDA Y PLAN PARA POLÍTICOS QUE QUIEREN NO EMPEORAR/MEJORAR RESULTADOS EN 2.019

Guia de entrenamiento




Como se ha repetido muchas veces, la mejor manera de perder en una campaña es hacer lo mismo que la anterior. Ahora, las razones para pensar en hacerlo de otra manera son demasiado obvias para entretenerse en enumerarlas.

S i se quiere hacer las cosas de otra manera habrá que conseguir  dirigir conscientemente hacia ello.  Esta manera de dirigir consiste en procesos de acordar progresivamente entre los actores de la campaña - dirigentes, cuadros, activistas, militantes, líderes de opinión de los votantes - ¿dónde estamos y hacia donde nos lleva esto?, ¿dónde queremos estar en 2.019?, ¿cómo llegaremos allí?
Así, la dirección puede, preparar y arrancar la campaña, y, al mismo tiempo, acumular y repartir poder organizativo, y cambiar malas por buenas prácticas, trabajando a lo largo de cuatro ejes de proyecto
*    Orientándose a los resultados
*    Enraizando el activismo/liderazgo políticos
*    Aumentando y mejorando la generación de valor público.
*    Madurando las coaliciones internas.

En las condiciones actuales, estos parecen ser cuatro ejes importantes y razonables; pero, lógicamente, cada dirección, en su fase de preparación y arranque debería definir los que convienen a su situación de partida y las metas que pretende.

Hablamos, entonces, de empezar a trabajar ya “en modo” campaña. Las acciones a llevar a cabo hay que repartirlas en el calendario. Si se empieza a trabajar ahora, quedan( 4, ya no) 3 cuatrimestres y un mes final para “sacar el voto” de los favorables.
Cada cuatrimestre tiene su programa específico, que puede variar según la evaluación que se haga de lo conseguido en el anterior. La tarea de cada cuatrimestre podemos nombrarla sintéticamente del modo siguiente:
1.   Lo que estamos viviendo.(lo no llevado a cabo hasta ahora habrá que agregarlo al segundo cuatrimestre de 2.018)
2.   Lo que queremos
3.   Coaligarse.
4.   Difundir en el capital social el valor público generado.
Mes de mayo: sacar el voto de los favorables.

No es práctico ni posible hacer una campaña uniforme en todas las unidades territoriales. Cada una de ellas, por ejemplo cada barrio, en el marco de las metas generales para obtener poder institucional, debe contar con su plan de campaña con su dirección, y sus tiempos y etapas, serán las que dicte su punto de partida, las metas acordadas  y los recursos con que cuente de partida o asignados en la estrategia.

Esta síntesis se ofrece a equipos de dirección en una jornada de cuatro horas, junto con un borrador del plan. marcoslekuona@gmail.com




miércoles, 25 de abril de 2018

LOS RESULTADOS SOCIALES, ELSERVICIOPUBLICO YSU DIRECCIÓN OPERATIVA


Una reflexión para ayudar a la coalición gobierno/administración






Este papel – de título provisional tentativo – pretende servir de soporte de diálogos con los sindicatos y comités de trabajadores públicos, así como con los propios trabajadores públicos en cualquier rango, y los políticos de los gobiernos locales y autonómicos. . El objeto de estos diálogos es romper con una situación,  sostenida a lo largo de la vigencia del régimen democrático, en la que la apreciación de cuál deba ser y sea el servicio que las instituciones públicas deben proporcionar a los ciudadanos queda reservada exclusivamente a los políticos.

En la práctica, esta exclusiva se ha obviado muchas veces al producirse una intervención informal de los trabajadores de la administración en las decisiones correspondientes. Lo que indica que esa exclusividad no responde a la verdadera naturaleza de la situación pública. Y esto por dos suertes de circunstancias: por una parte, los políticos, frecuentemente, atrapados por la gestión del día a día, pierden de vista las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos; por la otra, muchos funcionarios que prestan directamente  servicios a los ciudadanos, están en condiciones para recoger cuáles sean esas necesidades y aspiraciones y cómo evalúan los ciudadanos tanto las prestaciones recibidas como los comportamientos de administradores y políticos. 


Valor público, resultado social, calidad de vida.

Las instituciones públicas se justifican por las prestaciones que proporcionan en función de los recursos financieros y de autoridad de que disponen. Existen, al respecto, diversos métodos para objetivar esta contribución, lo que hace innecesario dejarlo encomendado únicamente al juicio personal de los políticos.
Si se objetiva la contribución de las instituciones públicas, es posible que sea compartida por todos los miembros, políticos y funcionarios de la misma. Y que, al mismo tiempo, se establezcan y evalúen metas de realización que permitan construir una jerarquía de metas/tareas.

Así los trabajadores que prestan directamente los servicios – el “personal de frontera” – pueden responsabilizarse de determinados resultados y obtener una información sobre la evaluación que los ciudadanos hacen de los servicios prestados y de la institución.
La jerarquía que, según el tamaño y complejidad de la institución, sea necesario constituir no deberá basarse únicamente en los estudios de sus titulares, sino que además deberá contar con la experiencia y desempeño de las “personas de frontera”, promocionadas tanto vertical como horizontalmente.

De este modo, se afianza la mejora de los métodos de trabajo en la prestación de los servicios con ventaja para la eficacia y eficiencia de los mismos, en el marco de las normas existentes.






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Desarrollo de una dirección operativa

No es lo mismo tener una visión de lo que debe ser una situación que ser capaz de producirla. Por eso en todo tipo de organizaciones se entiende oportuno diferenciar entre lo que sería la dirección estratégica (política) de la dirección operativa, sin perjuicio de asegurar las interacciones prácticas entre las mismas.

La administración de nuestro país adolece de falta de cultura, tradición y prácticas de estudio de las operaciones materiales que entregan el valor a los usuarios de sus servicios y a los ciudadanos en general. Generalmente, los  puestos y las estructuras de diseñan desde arriba con muy poca atención a cómo de ejecutan los trabajos.

Existe, en cambio, amplia experiencia y bibliografía sobre el diseño de operaciones de servicios, fruto del trabajo en todo el mundo sobre actividades de servicios tanto privados como públicos. Las metodologías de diseño de servicios eficaces – las que logran la satisfacción de sus usuarios prestan especial atención a los puntos de encuentro entre el prestador y el prestatario de los servicios y a la coproducción del servicio por parte del prestatario. Una aplicación de estas metodologías podría contribuir a una más precisa definición de los cometidos de funcionarios como policías, trabajadores, sociales, culturales y deportivos, agentes de desarrollo local, oficinas de atención al público, inspectores…
En la medida que los empleados públicos que desempeñan estos papeles de “frontera” sean capaces de desempeñarlos bien, sería lógico que participaran en operaciones de priorización de actividades – calidad y facilidad – y previsión de la demanda. Y así dejar cerrada la vieja querella políticos/funcionarios sobre la alineación de estos con la política.

Buenos prácticos en estas operaciones serían los candidatos ideales a una promoción horizontal, a asumir el papel de entrenador de los operativos, y de supervisor, jefe de equipo, negociado o cualquier otro título que cubra cometidos de mejora de métodos de trabajo y de motivación.

En organizaciones suficientemente grandes, un puesto de jerarquía intermedia podría ocuparse de seguir los resultados sociales que se han acordado deben obtenerse de las operaciones, y de cuidar la buena forma de la jerarquía inmediata.

Las direcciones deben recoger y asumir las políticas y rehacer los programas desde la base, con la ayuda de la jerarquía.

 Formación

Nada de esto podrá pasar sin una seria inversión en formación no intensiva sino continuada del personal.


 Un curso de unas 200 horas podría comprender las siguientes materias:
v Los organismos públicos (16 horas)
v Aplicación del Derecho, interpretación y diseño de normas (20 horas)
v Las organizaciones de servicios (20 horas)
v El trabajo administrativo y la tecnología de la información (50 horas)
v Normalización del procedimiento y del trabajo administrativos (20 horas)
v Procedimiento y gestión económica y financiera (20 horas)
v Procedimiento y gestión de la contratación administrativa y las compras (16 horas)
v Procedimiento y gestión de la función pública (16 horas)
v Desarrollo de comportamientos organizativos – análisis, comunicación, cooperación/conflicto, negociación, entrevista, reunión – (40 horas)
Se trata de una hipótesis que habría que acomodar para cada institución, en el tiempo, en los diferentes tipos de puestos y jerarquías.

Otros tipos de formaciones podría orientarse a entrenar al “personal de frontera”,  en las prácticas de funciones ejecutivas en los miembros de la jerarquía, y a desarrollar la función directiva profesional y autónoma.

Puestos y su valoración y promoción
Estas realidades puestas de manifiesto pueden permitir huir de las rpt’s con puestos definidos teóricamente en funciones abstractas.

Tanto la definición de los puestos como su valoración sólo pueden hacerse pacíficamente y con solvencia con 
un método de jerarquización, administrado por un comité paritario – gobierno/dirección, sindicatos- que aplique una metodología previamente acordada y registrada  en un reglamento consensuado y minucioso, en el que se acepte que su cumplimiento  sea  vigilado férreamente por un árbitro imparcial, contratado al efecto.

A las personas debe podérseles ofrecer vías de promoción tanto vertical, en la jerarquía; como horizontal, en el reconocimiento de la mejor calidad del trabajo.





sábado, 21 de abril de 2018

CONVERSACIONES POLÍTICAS, APRENDIENDO A MANTENERLAS (hace 6 años)

CONVERSACIONES POLÍTICAS, APRENDIENDO A MANTENERLAS


La vida de un partido político se mantiene y desarrolla en base a conversaciones – comunicaciones en dos sentidos – tanto entre los miembros formales de la organización, como entre éstos y el entorno de que se nutre – votantes, donantes, voluntarios – y entre los que forman su entorno.

La desafección política – con su derivada de las tasas altas de abstención -, la disminución del número de los militantes y la desmovilización de una buena proporción de los restantes, que se puede observar en algunos partidos, son fruto de una comunicación unidireccional y burocrática de consignas, argumentarios, discursos, apariciones de los líderes y publicidad en los medios de comunicación masiva, propaganda sobre “lo buenos que somos y lo mucho que hacemos”. Estas comunicaciones remplazan a las conversaciones que darían vida al capital social partidario, contribuyendo directamente a su desvitalización.

Para revitalizar el partido recuperando las conversaciones, hemos de partir de que los votantes mantienen y forman sus opiniones políticas a través de conversaciones entre sí y con sus líderes de opinión. El partido en el camino de su revitalización, necesita que sus militantes activos sean aceptados en esas conversaciones y, también, contribuir a que esas conversaciones tengan lugar prestando servicios políticos, convocando encuentros con la dirección y entre los votantes, explorando valores a través de anécdotas y relatos que permitan identificar “el barrio/municipio que queremos”, sesiones de “dar sentido” a la narraciones y diagnosticar la satisfacción de los votantes ante las prestaciones públicas, diseño colectivo del “barrio/municipio que queremos”, sesiones de priorización colectiva de necesidades y propuestas, construcción de consensos.

Sobre las prácticas de comunicación más habituales en esos partidos, sus militantes activos, y sobre todo sus líderes, tendrán que aprender a escuchar de un modo activo, a preguntar antes de afirmar, y también, y no menos sino más importante, a elaborar la respuesta política a partir de los valores de los votantes. La “política de abajo arriba” es algo más que un slogan oportuno, sino un conjunto de prácticas de acción y decisión que pueden aprenderse.
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www.marcoslekuona.net/agenda/revitalizando el partido
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